- Agamben, Giorgio. Estado de Excepción
- Agamben, Giorgio. Stasis
- Alighieri, Dante. La Monarquía
- Anderson, Perry. El Estado Absolutista
- Aquino, Santo Tomás. La Monarquía
- Arendt, Hannah. Sobre la Revolución
- Aristóteles. Política
- Bloch, Marc. Los Reyes Tamaturgos
- Bobbio, Norberto. Diccionario de Política
- Bobbio, Norberto. Thomas Hobbes
- De la Boetié, Etienne. El discurso de la servidumbre voluntaria
- Duchhardt, Heinz. La Época del Absolutismo
- Foucault, Michel. Nacimiento de la biopolítica
- Goldsmith, S. S. Thomas Hobbes o la política como ciencia
- Greenblatt, Stephen. El Tirano
- Hobbes, Thomas. Behemoth
- Hobbes, Thomas. De Cive
- Hobbes, Thomas. Elementos de derecho natural y político
- Hobbes, Thomas. Leviatán
- Kantorowicz, Ernst H. Los dos cuerpos del rey
- Linz, Juan. Michels y su contribución a la sociología política
- Locke, John. Segundo tratado sobre el gobierno civil
- Macherson, C. B. La democracia liberal y su época
- Macpherson, C. B. La teoría política del individualismo posesivo
- Manin, Bernard. The principles of representative government
- Maquiavelo, Nicolás. El Príncipe
- Martínez María, Francisco. Discurso sobre el origen de la monarquía y sobre la naturaleza del gobierno español
- Marx, Karl. Manifiesto del Partido Comunista
- Montesquieu, Charles. El espíritu de las leyes
- Platón. La República
- Robespierre, Maximilien. La revolución jacobina
- Rosanvallon, Pierre. El siglo del populismo
- Rousseau, Jean Jacques. El contrato social
- Schmitt, Carl. El Leviatán
- Schmitt, Carl. La dictadura
- Schmitt, Carl. Sobre el parlamentarismo
- Schmitt, Carl. Teoría de la Constitución
- Skinner, Quentin. Hobbes y la libertad republicana
- Strauss, Leo. La filosofía política de Hobbes
- Strauss, Leo. Sobre la tiranía
- Tocqueville, Alexis. Democracy in America
- Tönnies, Ferdinand. Hobbes
- Tullock, Gordon. Autocracy
ANTOLOGÍA: TEORÍA DEL ESTADO
Archivado bajo Sociología
EL CURIOSO CASO DE COAHUILA
Imagínese vivir en un país con una democracia consolidada y perderse la entrañable escena de una candidato a la gobernatura –de Coahuila- que, sin ser independiente, se declara como tal porque la dirigencia nacional de su partido –el Partido del Trabajo (PT)- no sólo le dio la espalda inesperadamente, sino que está declinando, con la negativa manifiesta de su abanderado, a favor del partido oficialista –Regeneración Nacional (Morena)-, restituyendo la alianza nacional tan sólo 48 horas antes de que concluyan las campañas electorales.
¿Acaso estamos en ácidos? No, se trata de la retorcida realidad del México de la 4T que cada día está más cerca del delirio que de la mesura que sólo la sobriedad indica. ¿Cómo llegamos a esto? Hagamos una retrospectiva, en mi columna del pasado 18 de abril, “Lecciones desde Coahuila”, planteábamos con oportunidad la magnitud del problema:
«¿Qué lecciones nos deja el debate de Coahuila con la escena circense de dos adversarios dentro del mismo proyecto político? La misma que la contienda de Quintana Roo del 2022: la alianza Morena, PT y PVEM es un gigante con pies de barro que puede desmoronarse en cualquier momento».
Y efectivamente, el 22 de febrero del 2022 en mi columna “La esquina rota de la 4T”, lanzábamos una proyección que hoy parece un auténtico vaticinio:
«El hecho de que un senador de Morena, otrora de las mayores confianzas de López Obrador, se postule como contendiente directo de Mara Lezama, candidata de la alianza “Juntos Haremos Historia en Quintana Roo”, es muestra de una auténtica anticipación no sólo a la situación político-electoral que irremediablemente experimentarán las campañas en el resto de los estados, sino también de los acontecimientos que guiarán la tónica de la contienda presidencial en 2023-2024».
Si bien en Quintana Roo el resultado fue favorable para la alianza oficialista; Coahuila trae otros datos: ¿imagínese, con la ventaja “irreversible” que marcaban las encuestas a favor de la alianza opositora, hacer las cuentas cómo a muchos nos enseñaron en la primaria: quitarle a Ricardo Mejía para prestarle a Armando Guadiana? Desde luego la diferencia está en que los números del pizarrón no se quejaban a diferencia de los actores de la contienda, por no hablar del alud de impugnaciones que vendrían en el remoto caso de que “las cuentas alegres” de la 4T funcionen.
Apelando al clásico: “haiga sido como haiga sido”; el domingo por la noche, con el bastión priísta intacto o destruido, el búnker de Palacio Nacional tomará la decisión más importante en la historia de Morena: elegir el método a partir del cuál se revelará el nombre y apellido del abanderado de la 4T a la Presidencia de la República. Las opciones se reducen a dos: la dedocracia lopezobradorista o la encuesta verdadera; en ningún caso el carnal Marcelo resultará triunfante, de otro modo no saldría anticipadamente al ruedo de la opinión pública exigiendo “piso parejo” y proponiendo reglas que el partido nunca antes ha seguido.
Archivado bajo Sociología
EL RECUENTO DE LOS DAÑOS
Hagamos un breve recuento de lo que hasta el momento hemos escrito sobre la elección en el Edomex. En mi columna titulada “Arena Morenista”, publicada el pasado 17 de enero, tempranamente lanzábamos a la opinión pública la siguiente proyección:
«¿La profesora Delfina Gómez, en segundas nupcias, podrá vencer a Alejandra del Moral en el Estado de México? La única posibilidad que tenía Morena de romper la casi centenaria hegemonía del PRI se fundamentaba en el hecho contingente de que la alianza opositora no se concretara. No obstante el llamado PRIAN, con una red clientelar eficaz en 78 de 125 municipios, le hará tragar polvo –otra vez- a la exsecretaria de Educación Pública federal».
Estamos ante un rasgo estructural y por tanto inalterable. El PRIAN, al gobernar 2/3 partes de los municipios de la entidad, ejerce una ventaja comparativa que irremediablemente se traducirá en una mayor capacidad de movilización el día de la jornada electoral. No por nada Morena ha orquestado una serie de “cambios repentinos” de domicilio en los módulos del INE del Estado de México; en mi columna “Mapachismo mexiquense”, publicada el pasado 4 de abril, asegurábamos lo que sigue:
«En los últimos cinco meses se gestionaron ante el INE cerca de 73 mil 400 cambios de domicilio. Todo una migración inmobiliaria proveniente de la Ciudad de México en un 52 por ciento (…) La sospecha se incrementó porque la mayoría de los nuevos registros no están distribuidos desordenadamente en la entidad, sino que tienen un patrón perfectamente identificable en 260 secciones electorales».
¿Qué intenta la migración ficticia de Morena? Contrarrestar la desventaja de competir con sólo 1/3 de los municipios de la entidad. No por nada las encuestas han causado zozobra en el círculo rojo debido a dos razones de importancia: son escasas y sus fichas metodológicas insuficientes. Hecho que ha ocasionado que ningún ejercicio coincida en la distancia sostenida entre primera y segunda fuerza más votada.
En mi columna del 14 de febrero, “¿Delfina Gobernadora?”, rescataba la encuesta publicada por El Financiero donde la abanderada de Morena «cuenta con un 45 por ciento de intención efectiva del voto, sólo 8 puntos arriba de Alejandra del Moral». Más de tres meses han pasado y los últimos números de Enkoll duplican esa distancia, proyectando el triunfo de la morenista en 18 puntos; mientras que Massive Caller deja entrever un empate técnico que ronda los 4.3 entre la 4T y el «Bloque Conservador».
¿Se les olvidó a las casas encuestadoras más importante del país cómo medir la intención del voto en el Edomex? ¿O acaso existe un rasgo cualitativo que ningún ejercicio demoscópico puede medir con precisión: la ruptura interna encubierta? Una vez más, en mi columna del pasado 9 de mayo, “La encuesta verdadera”, sosteníamos sin filtro:
«El partido de López Obrador no está compitiendo con “el carro completo” en el Estado de México por la sencilla razón de que a algunos de sus presidenciables no les conviene que el bastión del PRI termine «del lado correcto de la Historia».
¿Será la imposibilidad de Morena de competir como una fuerza política unificada en Coahuila y EdoMex el factor decisivo que haga que el PRI llegue al centenario con el bastión intacto? El próximo domingo irremediablemente lo sabremos.
Archivado bajo Sociología
LA PURGA INTERNA

En tiempos extraños, cuando “las corcholatas” presidenciales llevan dos años en una intensa campaña de sucesión anticipada: el presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, Mario Delgado, recibió con “los brazos abiertos” a Manuel Velasco, exgobernador de Chiapas, como serio contrincante a disputar la candidatura por “la grande”.
Detrás de una piedra, con el corazón roto por el desprecio, el petista Fernández Noroña advierte un trato preferencial que ni en sus mejores fantasías ha tenido durante todo este periodo; no cabe duda que el finado Luis Miguel Barbosa vaticinó el destino del “diputado changoleón” con precisión quirúrgica: “en Morena –le decía hace unos meses-, no te están tomando en serio, Gerardo”. El tiempo le dio la razón.
Y ya no hablemos de la relación tóxica que sostiene “el senador con doctorado”, Ricardo Monreal, que oficialmente está fuera de la contienda presidencial –arrastrando al fango a sus operadores políticos en los estados- pues, en reiteradas ocasiones, ha sostenido que “si el partido organiza la encuesta –cosa que ocurrirá irremediablemente-, no participaría en la contienda interna”. En Puebla por ejemplo, ni un escándalo en WhatsApp ha podido revertir el efecto dominó que ha causado en la coalición de intereses de Monreal su multiplicación por cero.
Nada que no supiéramos. En mi columna “Juego Perverso”, publicada el pasado 25 de octubre, proyectábamos la coyuntura del momento:
«Si los apoyos son tan claros y contundentes como parecen, ¿a quién realmente le beneficia el juego perverso de poner a corcholatas presidenciales a competir por el segundo y el tercer lugar? ¿O acaso no se han dado cuenta las coaliciones de Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard que la sucesión anticipada supone una estrategia de purga interna que Morena está desplegando en su camino a la sucesión presidencial? Hablemos en concreto: ¿qué podría hacer en Puebla un monrealista como el senador Alejandro Armenta Mier si persiste cercano a su padrino político y, en consecuencia, se queda sin el apoyo frontal de la bases de su partido? O mejor aún, ¿qué posiciones podrían negociar los aliados de Ebrard en Puebla si “su gallo” desafía a Morena y termina en la boleta electoral, pero “del lado incorrecto de la Historia”? Habrá purga en Regeneración Nacional, de eso no hay duda».
Y precisamente, en el marco de esta purificación interna, se explica la elevación a los templetes de las corcholatas presidenciales de un aliado estratégico del presidente López Obrador: Manuel Velasco. ¿Quién hoy, en su sano juicio, podría negar que en el tablero de Morena el exgobernador no está cumpliendo con la antiquísima misión del caballo de Troya predispuesto, en esta ocasión, a debilitar a la coalición que “el carnal Marcelo” ha construido sigilosamente al interior del Partido Verde Ecologista de México?
¿Qué lectura arroja la coyuntura? Que Marcelo no será el abanderado de Morena a la Presidencia de la República. Desde luego habrá que esperar los resultados de la elección en el Estado de México, dónde por cierto, algo saben en Palacio Nacional que andan muy nerviosos pues 5.1 puntos de distancia –según la última medición de Massive Caller– entre Delfina Gómez y Alejandra del Moral, hacen pensar a más de uno que el PRI llegará al centenario con el bastión intacto.
Archivado bajo Sociología
DON GOYO FURIBUNDO

“En Puebla estamos en un estado de alerta, no de alarma”
Sergio Salomón Céspedes
Han pasado casi 30 años desde el pasado 21 de diciembre de 1994, fecha que quedó registrada en la memoria colectiva de los habitantes del altiplano central por el despertar del Popocatépetl. Desafortunadamente las nuevas generaciones no tienen entre sus recuerdos aquella tranquila y apacible imagen de una montaña con un copo de nieve en su cumbre, que los poblanos amigablemente bautizamos como “El Popo”, y los lugareños más cercanos como “Don Goyo”; y es perfectamente comprensible: nuestro volcán lleva tres décadas de erupciones permanentes.
En todo ese tiempo, ¿hemos aprendido “a vivir con el volcán”? La respuesta es gratamente positiva a juzgar por el manejo temprano de la emergencia. Un mensaje de amplia cobertura, a través de los canales oficiales de comunicación, este domingo confirmó con elementos científicos y técnicos aquello que el sentido común podía adivinar a simple vista: Laura Velázquez Alzúa, Coordinadora Nacional de Protección Civil, hizo el anuncio formal del cambio de fase en el semáforo de alerta volcánica del Popocatépetl.
Por momentos daba la impresión de que los funcionarios del Gobierno de la República hablaban de un volcán como si se tratara del parte médico de un paciente en terapia intensiva. ¿Cuántas muertes se pudieron haber evitado, durante la pandemia de Covid-19 en México, con la mitad del profesionalismo que ha mostrado la Federación en las últimas 72 horas?
Los gobernadores, desde el marco de sus funciones, hicieron lo propio. Este lunes Sergio Salomón Céspedes, en una intensa gira de trabajo, y acompañado de parte estratégica de su gabinete: revisó la Ruta No. 2 de Evacuación, la misma que va de Cholula a Santiago Xalitzintla. ¿El objetivo? La supervisión del Puesto de Coordinación Primario ubicado en Tetimpa, una población de San Nicolás de Los Ranchos; además de la supervisión del Refugio Temporal del Centro Escolar Dr. Alfredo Toxqui Fernández de Lara, en San Andrés Cholula, que cuenta con una capacidad de reacción, gracias a los buenos oficios del Plan DNIII-E, de 7 mil 500 raciones de comida cada 24 horas.
Los ayuntamientos, el primer eslabón de una cadena de respuesta ante cualquier emergencia, también están reaccionando adecuadamente según su circunstancia: Ariadna Ayala por ejemplo, Presidenta Municipal de Atlixco, desde el pasado 19 de mayo comenzó a coordinar recorridos con autoridades auxiliares de Metepec, San Jerónimo Coyula y San Miguel Ayala para verificar puntos de reunión y rutas de evacuación; por su parte, Eduardo Rivera, desde Puebla capital, activó protocolos de prevención cerrando indefinidamente parques bajo el resguardo del municipio y cancelando actividades deportivas y culturales que estaban programadas al aire libre.
No sabemos realmente los planes de don Goyo para los próximos días, quizá semanas. Por ahora lo único que observamos es, que al menos en esta ocasión, los tres órdenes de gobierno –independientemente de sus colores partidistas- están actuando con la responsabilidad que se espera ante la posibilidad –nada remota- de evacuar a más de 50 mil poblanos antes de una erupción volcánica de proporciones mayúsculas. Treinta años de aprendizaje no pasaron en balde.
Archivado bajo Sociología
CONSULTA NO VINCULANTE 2.0
«¿Quieres que se elijan a los jueces, a los magistrados, a los ministros de la Corte que forman parte del Poder Judicial? Sí o no»
Andrés Manuel López Obrador
En definitiva el diputado Ignacio Mier Velasco fue muy criticado por la deficiente redacción de la pregunta que lanzó a la opinión pública, sobre la consulta para hacer que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sean electos por voto popular; no obstante, en tiempos de “lealtad ciega”, nadie puede negar que obtuvo el pleno respaldo del presidente López Obrador, y eso muy pocos aspirantes a la gobernatura en Puebla hoy pueden presumirlo.
Pero más allá de las calenturas locales, el problema es muy simple: ¿debemos tomarnos en serio “la puntada” de llevar el control de jueces y magistrados a las urnas del “pueblo bueno y sabio”? Hagamos una retrospectiva, vayamos a finales de septiembre de 2020, cuando la SCJN debatía sobre la constitucionalidad de una consulta pública para juzgar a los expresidentes. Por aquellos días, en mi columna “La Corte del pueblo”, le aseguraba a usted lo que sigue:
«La SCJN se diseñó para aniquilar los humores populares en defensa de los valores de la República y el Derecho; ¿qué tan conscientes serán los ministros, que mañana le otorgarán constitucionalidad a la consulta, de que le están abriendo las puertas de la Judicatura a una forma de gobierno pro tempore que nada tiene que ver con el mérito y la inamovilidad?»
¿Qué ocurrió después? Los ministros autorizaron un trabalenguas que hicieron pasar por pregunta, permitiendo la injerencia del pueblo en la decisiones del pleno. El tiempo voló en plena pandemia y no tardó en llegar el 1º de agosto de 2021, para entonces, el ejercicio de participación ciudadana se había convertido en una herramienta propagandística del régimen; en ese contexto publiqué “La carcajada de los expresidentes”:
«La consulta no será vinculante. Ni en los más remotos sueños de Palacio Nacional saldrán a las urnas el 40 por ciento del listado nominal –ni siquiera Morena con sus aliados lograron esa cifra en los comicios del 6 de junio pasado-. ¿La causa? El votante racional no será parte de “una parodia del Estado de Derecho” –como la calificó The Economist-, y mucho menos contribuirá con el dispendio de 540 millones de pesos cuando en México hacen falta vacunas, medicinas, ambulancias, patrullas, y lo más elemental para el buen funcionamiento de la vida pública».
Han pasado casi dos años desde entonces, ¿y qué cree usted que va a pasar con la consulta para elegir por voto directo a los ministros de la Corte? Si para agosto de 2024 seguimos hablando de semejante aberración, ocurrirá lo mismo que con la consulta para juzgar a los expresidentes: no sólo no será vinculante, también será incongruente, pues para su operación supondría la asignación de mayor presupuesto al Instituto Nacional Electoral (INE) para la organización de tan singulares comicios. ¿Qué acaso el dispendio del INE no era el problema original que intentó combatir el Plan B? ¿En verdad AMLO, Morena y compañía piensan combatir a la Corte con más presupuesto para el INE? ¿Más despilfarro para acabar con el despilfarro?
Cuando la esquizofrenia se ha convertido en la única política permanente, me queda claro que todo es posible.
Archivado bajo Sociología
ANTOLOGÍA: GUERRA Y VIOLENCIA
- Alliez, Éric. Guerras y capital
- Arendt, Hannah. Sobre la violencia
- Benjamin, Walter. Para una crítica de la violencia
- Burkert, Walter. El origen salvaje
- Calveiro, Pilar. Política y violencia
- Casals, Marc. La piedra permanece
- Foucault, Michel. Vigilar y castigar
- Girard, René. La violencia y lo sagrado
- Han, Byung-Chul. Topología de la violencia
- Harari, Yuval Noah. Operaciones especiales
- Hernández, Anabel. La verdadera noche de Iguala
- Hernández, Anabel. Los cómplices del presidente
- Hernández, Anabel. Los señores del narco
- Hernández, Anabel. México en llamas
- Hobsbawm, Eric. Guerra y paz en el siglo XXI
- Hobsbawm, Eric. Rebeldes primitivos
- Hobsbawm, Revolución industrial y revuelta agraria
- López Jasso, Carmina. La ciudad videovigilada
- Kalyvas, Stathis. La lógica de la violencia en la guerra civil
- Katz, Friedrich. La guerra secreta en México
- Lefebvre, Henri. La violencia y el fin de la historia
- Maquiavelo, Nicolás. El arte de la guerra
- Marcuse, Hebert. Guerra, tecnología y fascismo
- Marx, Karl. Guerra civil en los Estados Unidos
- Montemayor, Carlos. La violencia de Estado en México
- Naudé, Gabriel. Consideraciones políticas sobre los golpes de Estado
- Negri, Antonio. Multitud
- Sánchez Tapia, Salvador. ¿Hacia un nuevo orden mundial?
- Sore, George. Reflexiones sobre la violencia
- Traverso, Enzo. La violencia nazi
- Veiga, Francisco. Ucrania 22
- Walzer, Michael. Guerras justas e injustas.
- Zizek, Slavoj. Sobre la violencia
Archivado bajo Sociología
EL ASEDIO DE LA CORTE

“Es un acto de prepotencia y autoritarismo, se atreven a cancelar la ley los ministros de la SCJN, que están al servicio de una minoría rapaz que se dedicó a saquear al país y que quieren regresar por sus fueros, ahora con el apoyo del Poder Judicial”
Andrés Manuel López Obrador
Muy lejos de la enternecedora ignorancia constitucional de la 4T, de bandas enteras de gobernadores y legisladores sumándose, en una suerte de espíritu de cuerpo, a la voz del tlatoani presidencial; muy lejos de la decadencia –casi escribo esquizofrenia- política del México de nuestro tiempo: a principios de siglo pasado, un debate acaparó la preocupación de un selecto grupo de juristas en occidente, encabezados por Hans Kelsen –el representante icónico del positivismo jurídico-, y Carl Schmitt –el jurista más brillante del realismo político-. La controversia giraba en torno a una simple pregunta: ¿quién debe ser el defensor de la Constitución?
Las soluciones que ambos brindaron a uno de los problemas capitales del siglo XX fueron disonantes, pero ocurrieron en el mismo contexto de la Constitución de Weimar: Kelsen aseguraba que la labor de protección constitucional debía recaer en los parlamentos, en el corazón de la representación política; mientras que Schmitt confiaba en la Jefatura de Estado para semejante misión.
Desde luego, los excesos atroces del Nacionalsocialismo y los equilibrios que arrojó la geopolítica de la Segunda Guerra Mundial, demostraron que Kelsen estaba terriblemente equivocado. ¿Cómo podría defender, la universalidad de la Constitución, una mayoría de representantes populares al servicio de la agenda de un partido político? O dicho en otras palabras: ¿cómo asegurar que una mayoría de representantes, que deben su lealtad a una dirigencia partidista, y que permanecen en el juego de la política gracias al respaldo de los votos populares, no intenten -en representación de esa misma mayoría-, atentar contra los derechos de las minorías?
Todavía más equivocado estaba Schmitt que, al menos en este asunto, puso su sabiduría al servicio de su ideología. ¿Cómo un Jefe de Estado, electo gracias al apoyo mayoritario del electorado, podría preservar la Constitución en un asunto donde los intereses de esa masa que lo soporta estén en riesgo? Si algo nos ha enseñado la historia de los presidencialismos latinoamericanos es que los ejecutivos siempre están dispuestos “a cortarle la cabeza a la Constitución” antes que perder el bastión político que los soporta.
De esta manera, fundamentándose en la experiencia histórica, el canon del constitucionalismo democrático de occidente confirmó que ni el Congreso ni el Presidente debían ser poderes autorizados para salvaguardar la Constitución; en su lugar, esa tarea la encomendó al único poder que responde a principios aristocráticos y cuya permanencia no está en razón de la complacencia de las urnas, el único con capacidad de resolución colegiada y juicio técnico-especializado; ese poder no puede ser otro más que la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Claramente Morena, desde sus posiciones de privilegio en el Poder Ejecutivo, la Cámara de Diputados, el Senado de la República y los Gobiernos de los Estados, no sólo se está aprovechando de la ignorancia de su base electoral, sino invalidando –con recursos públicos- frente a la opinión pública la supremacía de la Corte en asuntos constitucionales. Quizá ahora la pregunta vaya en otro sentido: ¿por qué le conviene al partido de López Obrador abrir la cloaca de una crisis constitucional en México? La respuesta la dejamos para otra columna.
Archivado bajo Sociología
LA ENCUESTA VERDADERA
“Muchos andan gritando que es un honor estar con Obrador, pero en los hechos demuestran lo contrario, y este movimiento es de pregonar que el pueblo es el único que puede salvar al pueblo, e incluso a Morena”
Ignacio Mier Velasco
El reclamo con dedicatoria del líder de la bancada morenista en la Cámara de Diputados tiene mucho sentido. En Morena no basta con los números de las encuestas –algo que jamás entenderá Marcelo Ebrard-, mucho menos con demostrar en las redes sociales “lealtad ciega” –“prefiero ser nada antes que traicionar al presidente”, según dijo Monreal con los dedos cruzados-.
Para asegurarse un lugar en la boleta electoral por parte de Regeneración Nacional no basta con presentar libros sobre edulcorantes, frente a un electorado que mayoritariamente no ha superado la pobreza alimentaria; por el contrario, sólo se necesita gozar de la confianza plena de las coaliciones vinculantes al interior del movimiento de la 4T. Y eso quiere decir, en términos simples, que la postulación de cualquier candidatura a la gubernatura, o a la misma Presidencia de la República, debe garantizar el riesgo mínimo de ruptura.
¿Qué está pasando en Coahuila? La tragedia morenista sintetizada en un partido predominante que, dividido, está condenado a ser la segunda fuerza más votada del proceso electoral. Armando Guadiana ni con su ridícula promesa de traer a Peso Pluma logra remontar en las encuestas; no obstante si le sumamos los números que trae Ricardo Mejía, hoy estaríamos hablando de empate técnico en Coahuila y no de una derrota premeditada.
Lo mismo está ocurriendo en el Estado de México. Era impensable hace un par de semanas la tendencia #DelfinaseDesploma que obedece a la dramática contracción que ha observado la candidatura de Morena en la mayoría de las encuestas. Si bien el PRIAN gobierna buena parte de los municipios de la entidad, una ventaja estructural innegable –y que hemos comentado en pasadas columnas-, en esta ocasión la velocidad del derrumbe obedece a divisiones internas y ambiciones inocultables.
Digámoslo sin tapujos: el partido de López Obrador no está compitiendo con “el carro completo” en el Estado de México por la sencilla razón de que a algunos de sus presidenciables no les conviene que el bastión del PRI termine «del lado correcto de la Historia». De otro modo, ¿cómo podríamos explicar que en dos semanas los 15 y hasta 18 puntos de ventaja de la profesora Delfina Gómez se convirtieron en 6 u 8 en el mejor de los escenarios?
De regreso a nuestra aldea, ¿quién asegura la unidad rumbo a la gubernatura de Puebla? O más bien dicho, ¿qué postulación lograría el menor riesgo de división interna? Esa es la verdadera encuesta que me hace pensar que, no sólo #AhoraEsAdánAugusto como aseguran varias bardas y espectaculares, sino que en consecuencia #AhoraEs la Cámara de Diputados la que lleva una clara ventaja sobre el Senado de la República en la carrera por la oficina central de Casa Aguayo.
Ahora. ¿Y mañana? Dependerá de las decisiones que durante los próximos dos meses tomen cada uno de los actores…
Archivado bajo Sociología
TRAGEDIA EN TRES ACTOS
ACTO I
La oposición, al carecer de los números necesarios en el Senado de la República para boicotear el quórum, tomó la tribuna para frenar un alud de reformas que, con un poco de respeto por la dignidad de la vida pública, a la mayoría morenista les hubiera llevado todo el periodo de sesiones su análisis y discusión. Desde luego no estamos en tiempos de decencia sino de “lealtad ciega”.
Las horas transcurrían y, al caer la noche del jueves, el PRIAN convirtió la protesta en pijamada; poco les faltó para que proyectaran una película, hicieran palomitas y pusieran hasta una fogata para asar bombones en plena tribuna.
ACTO II
Al día siguiente, en una escena que ni en los más anhelados sueños del “antiguo régimen” priista hubiera sido posible: el presidente López Obrador llamó a los senadores de Morena a Palacio Nacional, les abrió las puertas del histórico recinto donde se discutió y juramentó la Constitución de 1857 y habló a sus discípulos diciendo: “aprobad en fast track”.
La escena era casi burlesca, en el mismo sitio donde alguna vez retumbaron las voces de Melchor Ocampo, Valentín Gómez Farías, Ignacio Ramírez y Francisco Zarco; la tarde de este viernes sólo cabía la zalamería de Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Ricardo Monreal que asentían sin crítica ni demora frente al tlatoani del bienestar. ¿Qué hubieran pensado los constituyentes del 1857, tan preocupados por los peligros de un poder excesivo del Ejecutivo, si hubieran presenciado la patética escena de senadores de la República recibiendo indicaciones del presidente a plena luz del día?
Mención aparte merece la sensación, casi climática que demostró en sus redes sociales el senador con doctorado Ricardo Monreal al volver a ser invitado a Palacio Nacional. Un caso de estudio psiquiátrico donde la servidumbre voluntaria se entremezcló con la falta de autoestima y la plena conciencia de estar viviendo los últimos días de su carrera política.
ACTO III
Mientras el pueblo bueno y sabio estaba encandilado con un concierto de Rosalía que no duró más de hora y media, los senadores estaban resueltos a aprobar dictámenes sin discutir ni modificar. La vieja cámara de Xicoténcatl era la única opción práctica –y constitucional- posible. En autobuses ejecutivos -¿por qué no se movieron en Metro?- salió la caravana de senadores de la transformación resueltos a hacer cumplir la voluntad presidencial.
Viernes de quincena, circo sin pan en el Zócalo y un tráfico infernal en las calles de la ciudad motivaron a Xóchitl Gálvez a hacer un poco de cardio, subirse a su bicicleta y tomar por asalto la tribuna de la vieja Cámara. Como los engrillados de una típica escena de Semana Santa, la senadora se encadenó a la mesa que ocuparía Alejandro Armenta durante la sesión; pero en esta ocasión sus compañeros de bloque no la secundaron: ¿qué les habrá prometido Morena a cambio, para que no llegaran a boicotear la sesión con el neoliberalismo de sus megáfonos y protestas?
Finalmente, desde el patio de Xicoténcatl -Xóchitl permaneció engrillada en el salón de sesiones-, se dispensaron los trámites a 20 dictámenes que se aprobaron como le gusta a Palacio Nacional: sin lectura ni discusión. Al filo de la madrugada cayó el telón para que López Obrador, Morena y la Sedena se salieron con la suya. Si se hubieran atravesado la calle y montado su espectáculo en el Fru Fru, las risas y los aplausos no hubieran faltado.
¿Cómo se llamó la obra? “El ocaso en fast track de la República. Tragedia en tres actos”. Disponible este verano en todos los teatros de la transformación.
Archivado bajo Sociología